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martes, 13 de agosto de 2013

EL TELO - HISTORIA DE UN TEMPLO ARGENTINO




EL "TELO"
 
HISTORIA DE UN TEMPLO ARGENTINO
 
 
Tan porteño como el Obelisco, los albergues transitorios forman parte de la cotidianeidad de la ciudad de Buenos Aires, amalgamados con el paisaje  de la capital argentina. Se los encuentran en todos los barrios, y están asociados a la llegada a la adultez de la mayoría de sus habitantes.
 
Los "telos" sólo existen en la ciudad de Buenos Aires. En Europa no se consiguen, en el resto de América hay moteles (alojamiento característico de carretera) , y en nuestro país, más allá de la General Paz, existen las amobladas, ubicadas cerca de las rutas y lejos de la rutina diaria de sus habitantes.
 
¿Cómo surgen? Los hoteles alojamiento surgen en el año 1937, luego de la Ley de Profilaxis que provocó el cierre de los prostíbulos. Al quedar las prostitutas "libres" para trabajar por la ciudad, se facilitó la apertura de "posadas".
 
Antes de eso, en sus cuentos Horacio Quiroga hablaba de  las casas de dos cuartos, con una pequeña recepción en la cual el cliente era recibido y donde se le asignaba una habitación junto con un catre para el acompañante, por el lapso de una noche. Se ofrecía como todo servicio un baño compartido y la discreción del encargado.  
 
Por una ordenanza municipal del 8 de agosto del año 1960, se comienzan a denominar "Servicios de hotel con alojamiento por hora", pasando a equipararse al resto de la hotelería; a partir de ahí, los dueños quedaron exentos de la obligación de pedir los documentos al ingresar. Pero para el Código de Habilitaciones de la Ciudad de Buenos Aires, pasaron a formar parte de las actividades "toleradas", con licencias precarias, que podían ser revocadas, según la subjetividad de turno.
 
En el marco de esta situación, en el año 1961, la Policía Federal realiza una "Campaña de Moralidad" ; más de 700 operativos en albergues transitorios porteños, una especie de "caza de brujas" destinada a poner en descubierto a parejas que usaban los hoteles alojamiento sin estar casadas, llevándolas detenidas. Luego de eso, llegó la aclaración mediante ordenanza , que las habitaciones estaban destinadas a la cohabitación.
 
Sigue siendo una "actividad tolerada no honorable ni reconocidamente útil", de acuerdo a las ordenanzas de Cacciatore, que todavía están en vigencia.
 
El primer telo de Buenos Aires fue "La Cigarra"; ubicado en Palermo (Godoy Cruz 2800), fue el primero que colocó televisores en las habitaciones y espejos alrededor de la cama. Antes de esto, ya en el año 58, el actual hotel Los Lirios era muy conocido aunque la reglamentación  llegaría después. 
 
En sus instalaciones, en el año 1963 se filmó la película "La Cigarra no es un bicho", con Mirtha Legrand, Luis Sandrini, Amelia Bence, entre otros. El argumento: varias parejas son obligadas a quedarse a pasar una cuarentena en el hotel, porque a uno de los clientes acompañado de una prostituta, se le diagnostica la peste bubónica. Unos años después,  se estrenó "Hotel Alojamiento", una película de Fernando Ayala.
 
Paradójicamente, el boom de la actividad fue en los años 70,  plena dictadura militar. El uso del telo se volvió popular, para reavivar el fuego de la pasión, entre la clase media. En el año 1978 se les atribuyó el nombre actual "Albergue Transitorio".  A fines de los 80, aparece el hidromasaje y en la actualidad lo "top" es el servicio de wi-fi en la habitación, y las habitaciones temáticas.
 
Desde hace algo más de 10 años que no se otorgan nuevos permisos para habilitar albergues transitorios, sólo quedan refaccionar los viejos telos porteños. Hay poco menos de 200 albergues en la ciudad, que le dan trabajo a más de cinco mil personas.
 
Hasta 1997 era imposible que ingresaran a una habitación dos personas del mismo sexo. Por la ordenanza 51674, esto ya se revirtió.  Y en muchos de ellos, sólo se dan los turnos a parejas. Se le fue  reclamando al Gobierno de la ciudad la autorización para permitir la entrada de más de dos personas por habitación. La normativa vigente no tenía en cuenta a la "orgía".
 
La historia del telo tiene los vaivenes propios de los cambios que se produjeron en nuestra sociedad en la forma de vivir la sexualidad. Historia de moralinas, de prejuicios, de pudores y de represiones. Ahora, con algunos cambios de hábitos por el temor al Sida, y por la creciente liberación sexual de los más jóvenes que los lleva a poder usar la casa familiar para sus encuentros amorosos , los telos también  pueden ser vistos como  medios valiosos para parejas que busquen recuperar el erotismo.
 
No importa cuál fuera el motivo: amantes furtivos, relaciones ocasionales, jóvenes que viven con sus padres, parejas reavivando la pasión. El objetivo siempre fue el mismo: facilitar el encuentro.
 
LIC. MARIA ESTER ANTELO