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lunes, 7 de octubre de 2013

FANTASIAS AL SERVICIO DEL PLACER SEXUAL


"La fantasía sexual es un ensueño, imágenes que nos acercan al placer, a lo vital y energético, que pueden llevarnos a un funcionamiento sexual sano y exitoso; son fantasías, no el producto de una mente enferma, deseos frustrados y agresivos o instintos criminales, sino una elaboración personal  e íntima de nuestra peculiar sexualidad, que nos permite trascender los límites rígidos y coercitivos que nos impone nuestro entorno sociocultural, que entre clasificaciones y rótulos pretende discriminar entre lo bueno y lo malo, sano e insano, olvidándose de lo más nuestro y positivo, nuestra individualidad, que nos permite ser personas independientes y únicas, y estar al mismo tiempo en comunión con los demás; las fantasías sexuales son uno de los pocos caminos que nos permiten ser libres" (Mancini)

Importante actividad erótica que permite trascender la limitada realidad (Flores Colombino)

La nueva definición de sexualidad de la Organización Panamericana de la Salud (OPS-OMS-WAS 2002) incluye a las fantasías entre las manifestaciones principales de la sexualidad. "La fantasía es a la sexualidad lo que la respiración es a la vida". Esta capacidad de fantasear diferencia a los humanos de los animales.

En sus fantasías, las personas pueden afrontar y superar los conflictos que anticipan y muchas veces sirve como medio para huir de las dificultades a las que teme cuando entabla relaciones amorosas. Posiblemente por esta vía, una persona que se sienta derrotada busque un triunfo sustitutivo.

Por ejemplo, mientras se masturban las personas pueden combinar las mágicas satisfacciones de la fantasía con la agradable estimulación física, y así, la fantasía provoca una reacción sexual y la culminación refuerza el posterior uso de la misma. ´La fantasía masturbatoria puede convertirse en un vehículo de instrospección y de resolución de conflictos, al favorecer la deshinibición.

Helen Kaplan mencionaba los tres mayores afrodisíacos: fantasías, tiempo y amor. Pensando el afrodisíaco como la sustancias capaz de excitar el deseo sexual o impulsarlo, las fantasías pueden ser el comienzo del deseo, el combustible necesario para darle arranque.

Flores Colombino habla de la diferencia entre sueño, ensueño y fantasía.

El sueño es una necesidad fisiológica en el que el durmiente se aísla de las excitaciones externas. El sueño trae a nuestra mente dormida los recuerdos inconscientes y las fantasías inconscientes, aún las más temidas o rechazadas cuando estamos despiertos, porque el sueño permite un debilitamiento de las defensas y de las censuras y el contenido de lo soñado realiza por lo general alucinatoriamente un deseo. El sueño es una solución de compromiso, posee un contenido manifiesto y otro latente, como dos lenguajes distintos que expresan la misma idea.

Los sueños diurnos o ensueños, se parecen pero no son iguales a los sueños del dormir, pues procuran una satisfacción independiente de la realidad. Tratan de compensar los aspectos desagradables o frustrantes de la realidad, mediante sustituciones y desplazamientos que sustituyen lo no querido. Situaciones que desea y que no puede alcanzar en la realidad.

La fantasía es ya el pensamiento no seguido de la acción. Una actividad mental fundamental cuyo motor es el deseo no satisfecho en la realidad y que apunta a satisfacerlo. Los proyectos concientes también son fantasías que sustituyen a la realidad, pero pueden anticipar la acción, afinarla en el regodeo íntimo de lo que puede suceder en los hechos, edulcora y anticipa gozosamente la acción. Desde luego, los ensueños y los proyectos incrementan el deseo sexual.

Según Fenichel, hay dos tipos de fantasías: la fantasía creadora, que prepara de alguna manera toda acción posterior, y la fantasía de los sueños diurnos, refugio de los deseos que no pueden cumplirse y sustituye a la acción. Es decir, en la primera, la fantasía estimula el deseo, y en la segunda, canaliza el deseo.

Para Freud, las fantasías conscientes o sueños diurnos, son escenas, episodios que el sujeto se forja y se narra a sí mismo en estado de vigilia. Las fantasías sexuales, al igual que los sueños nocturnos son realizaciones de deseos y al igual que los sueños, disfrutan de una cierta indulgencia de la censura para con sus creaciones.

Un elemento central que caracteriza a la fantasía y la diferencia de los sueños es la habilidad de controlar en la imaginación exactamente lo que sucede. Siempre resultan los sueños más caóticos al contarlos pero también menos peligrosos, porque están fuera de la actividad conciente del sujeto. En el sueño somos impunes, y en las fantasías? Muchas veces son difíciles de admitir , por cuestiones morales , o por temor a ser entendida como infidelidad en el pensamiento.

Todos los terapeutas sexuales tenemos pacientes que declaran no tener fantasías sexuales. Es muy frecuente en mujeres con bajo deseo sexual. En estos casos, deberíamos concluir que si tienen fantasías, pero no permiten que de manera voluntaria afloren, porque sus barreras inhibitorias no permiten aceptarlas.

Las fantasías permiten:

Intensificar el placer sexual
Sustituyen la realidad, hacen posible lo imposible en un plano imaginario.
La fantasía sexual permite realizar los deseos insatisfechos.
La fantasía puede llevar la imaginación hasta la plena satisfacción.

La fantasía no tiene límites, es todopoderosa, puede pasar de todo, incluso lo malo, porque hay fantasías sexuales excitatorias y también inhibitorias.

"La fantasía sexual capacita a todo individuo, potencial o efectivamente, para vivir en forma de imágenes un universo de posibilidades y alternativas eróticas" (Mancini)

La fantasía nos permite desarrollar nuestra creatividad, es propio de la condición humana y no está relacionada con la patología. La imaginación no tiene límites y esto refleja la riqueza de la mente humana.

A esta duda, se suma el miedo a que sean interpretadas como una infidelidad y viene acompañadas de un sentimiento de culpa. Equiparando un "pecado del acto" a un "pecado del pensamiento". Son vistas como malos pensamientos y difíciles de admitir, porque implicaría aceptar la trasgresión.

Personalmente, creo que en algunos casos, no es necesaria la confesión de todas las fantasías a nuestra pareja. Para algunos puede enriquecer la vida en común, pero para otros, puede despertar fantasmas. La decisión es personal, después de todo, forma parte de nuestra intimidad y enriquecen nuestra vida sexual.

Para la sexología la fantasía sexual es un instrumento válido para el tratamiento del bajo deseo sexual y en el caso de algunas disfunciones sexual. Nos permite trascender nuestra realidad y poder desobedecer a ciertos preceptos morales, sociales y culturales.

Y en el caso de aquellos que sólo pueden vivir sus deseos en fantasías, que huyen de una realidad poco placentera, poder dar recursos para poder asumir una auténtica responsabilidad en la satisfacción de sus deseos.

LIC. MARIA ESTER ANTELO
 
 
Lectura recomendada:
 
Fantasías sexuales: el límite de lo real (Andrés Flores Colombino)


sábado, 5 de octubre de 2013

SWINGERS - SEXO SOCIAL RECREATIVO




SWINGERS

SEXO SOCIAL RECREATIVO


La palabra swinger se deriva del verbo inglés “to swing” que significa balance, libertad de movimientos, oscilación: swing, por lo tanto, es aquella persona con amplio criterio, que decide ejercer su libertad de acción en lo que respecta a su vida sexual. Esto incluye el intercambio de pareja, la práctica de sexo en grupo de tres personas o más y todas las variaciones que pueden surgir de ello.

Los swingers se definen a sí mismos como “una pareja que practica el sexo con otra pero sin separarse, en el mismo espacio físico, es decir, trasladando el placer de uno a otro, mirando al ser amado gozar”.

Concepto del que parte la filosofía swinger: “no creen en la propiedad privada de la pareja, no se sienten dueños del cuerpo del otro y por eso se pueden permitir buscar otras fuentes de placer”. Para sostenerlo se necesitaría un diálogo constante, porque la práctica puede detonar ciertos celos y reproches inevitables.

La principal directiva en el intercambio de pareja es “NO” significa no. El rechazo a una proposición sexual no requiere justificación y debe ser siempre respetada. La violación a esta regla, en ocasiones, lleva a la expulsión inmediata. Otras reglas estrictas en muchos clubes de intercambio de pareja es el uso obligatorio de preservativos.

El estilo de vida swinger nació a principios de la Segunda Guerra Mundial (1939) en Filipinas, entre los miembros de alto rango de la United State Air Force; pilotos de élite de las tropas establecidas allí, que estaban junto a sus familias. Su tasa de mortalidad en la guerra era la más alta entre la totalidad de las fuerzas armadas y probablemente debido a esto, la no monogamia entre ellos se hizo común.

Algunos militares, junto a otras mujeres que no siempre eran sus esposas, inventaron un juego que consistía en poner dentro de un sombrero las llaves de sus habitaciones y al azar, intercambiaban sus parejas. De ahí que la cerradura y las llaves forman parte de la simbología del movimiento.

De todas maneras esta práctica es antigua en otras civilizaciones. Los esquimales, por ejemplo, acostumbraban prestar sus mujeres a sus vecinos cuando salían a cazar. El objetivo era la preservación de la mujer que podía no resistir las bajas temperaturas, sin el apoyo de alguien.

Según NASCA (North American Swing Club Association, fundada en 1979) la actividad swinger  uede definirse como sexo social recreativo. Es un encuentro social y sexual con alguien que no es su enamorado, novia o novio, muy diferente de la tradicional relación de pareja de uno a uno y donde el objetivo principal es el sexo recreacional. La actividad puede ocurrir en una fiesta swinger, en un encuentro de pareja a pareja, o con una tercera persona en un trío. Aunque los hombres y mujeres solas también estén incluidos, es principalmente una actividad de parejas.

A la Argentina llegó hace 30 años por iniciativa de un grupo de hombres de clase alta que habían conocido el Club de París, la meca del swinger europeo. Los primeros encuentros fueron en el Delta del Tigre, pero con acceso restringido.

La comunidad que existe en la Argentina está tramitando su personería jurídica ante la justicia para formar la Asociación Argentina de Swingers.

Existe un código en la práctica swinger. Las reglas que siguen son:

1)      La pareja siempre debe estar de acuerdo. Los dos tienen que saber de qué se trata una casa de swing. La sorpresa no vale.

2)      La relación tiene que ser buena. Nadie debe buscar en el swing una solución a las crisis amorosas.

3)      No se debe condenar ninguna fantasía. Además, nadie puede comentar con conocidos lo que sucede allí entre las parejas.

4)      La sutileza es el arma de esta relación. Bastan una mirada o una caricia para sugerir el intercambio. Sentarse cerca también es un buen comienzo.

5)      Todos deben permanecer anónimos. Dentro y fuera de las boites, nadie conoce a nadie. Dar nombres, jamás.

6)      Los hombres no deben ir acompañados por mujeres que no sean su esposa, su novia o una amiga.

7)      Es preciso evitar ser exhibicionista para no causar inhibiciones. Sobre todo, los hombres solteros.

8)      Es apropiado quedarse por lo menos una hora tomando algo o bailando antes de subir a las cabinas del amor.

 

 

En la lectura de distintos testimonios de parejas swinger, aparecen varias ideas centrales. Una de ellas, es que en  el intercambio swinger, sólo se trataría de sexo genital, y así no habría ocasión para desarrollar una relación romántica paralela. Por eso, lo muestran como una especie de vacuna contra la infidelidad, ya esto  permitiría dar rienda suelta al deseo con otras mujeres y hombres, sin poner en riesgo la continuidad de la pareja. De ahí la importancia para ellos que la pareja swinger funcione bien antes de comenzar con esta experiencia, para no quedar atrapado en otro tipo de situaciones románticas que lleven a la ruptura del vínculo

 
Pareciera que se tratara de re contratar nuevamente la unión, preservarlo de la ruptura ante la aparición de una posible infidelidad, y de este modo, se buscaría en el intercambio una vía de escape de la rutina. Para ellos, sería una manera de reinventarse en la cama, teniendo como premisa la presencia del cónyuge, y así no sería entendida como adulterio.


La diferencia que sostienen tener con los matrimonios abiertos, es que éstos se toman una libertad absoluta en el plano sexual y esto genera riesgos….como los celos que se despiertan al pensar que no saben con exactitud todo lo que hizo en la salida con un tercero sin la compañía de la pareja.

 
En una entrevista realizada al Dr Sapetti, menciona que si bien el intercambio de parejas no constituye una patología, muchas veces en consulta se ve la dificultad de algunos hombres en ver a su mujer gozar con otro, esto los hace medirse con este otro que comparte cama con su compañera.

 
Al sexo swinger se lo caracteriza como sólo genital, no pudiendo reemplazar al sexo en pareja, y es pensado como una forma diferente de preservar el vínculo de infidelidades.

 
“Sabemos que el amor no cabe en una jaula, que sobre él no existen derechos adquiridos” (Testimonio). Vivirían el amor alejado de la idea de propiedad sobre el cuerpo del otro, seguros que la calidad del vínculo que han conseguido,  va más allá de la simple expresión genital.

 
“Una pareja  estable, madura, con comunicación tendrá en el swinger una alternativa de diversión y placer seguro….” (Testimonio)

 
Re contratar el vínculo, teniendo en cuenta las dificultades de mantener a ultranza una monogamia absolutamente cultural y  tratando de escapar a la infidelidad vivida como un nexo peligroso donde se le agrega lo sentimental al sexo puramente genital, con el consecuente riesgo que esto implica para la continuación del vínculo.


Por ende, la actividad swinger,  para los que la practican,  no se equiparía al adulterio, porque para que haya adulterio tendría que existir un engaño, un ocultamiento, que en esta práctica no existe, no habría secretos. La ilusión de vivir el placer sexual sin exponer a la relación de pareja y sin comprometer la continuidad.


Parten de pensar por qué habría que pretender el goce exclusivo del cuerpo  del otro, y de esta manera, la actividad swinger se presentaría  para los que la practican como un antídoto contra la infidelidad, intentando dejar de lado el concepto de posesión sobre el otro.

 

 

Lic. María Ester Antelo

 

REFERENCIAS:

 

# Revista SASH – Otoño 2006. Artículo: el movimiento swinger

# Artículo Página 12 –Se multiplica en el país el movimiento swinger

 

 

 

 

 

viernes, 4 de octubre de 2013

¿EDUCACIÓN SEXUAL O EDUCACIÓN SEXUADA?


En el año 2006 con la sanción de la ley 26.150 (Ley de Educación Sexual Integral) los docentes pasan a tener la responsabilidad y la oportunidad de enseñar educación sexual a nuestros niños y jóvenes.

Así llamamos ESI (EDUCACION SEXUAL INTEGRAL) al espacio sistemático de enseñanza-aprendizaje en relación con el cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, el ejercicio de la sexualidad y los derechos de los niños y jóvenes. ESI es una obligación del Estado Nacional y de los Estados provinciales, y un derecho de los chicos de todas las escuelas del país.

Los objetivos de la ley 26150 son:

- Incorporar la educación integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas.

- Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral.

- Promover actitudes responsables ante la sexualidad

- Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular.

- Procurar igualdad de trato y oportunidades para mujeres y varones. Es decir, promover la internalización de valores relacionados al papel de varones y mujeres, sin estereotipos, en un marco de equidad.

Para esta ley, se entiendo como Educación Sexual Integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.

En el libro "Toda educación es sexual" de Graciela Morgade, se teoriza la posibilidad de una educación sexual que permita hablar del disfrute, con enfoque de género y derechos humanos.
Partiendo de la base de que TODA EDUCACIÓN ES SEXUAL, porque en todos los procesos educativos se producen, transmiten y negocian sentidos y saberes respecto de la sexualidad y las relaciones de género. Y que esta transmisión de saberes, siempre ocurre dentro del marco social y cultural en el que estamos inmersos. La educación no puede no ser sexual, incluso en lo que omite.
"La educación sexual ocurre aún cuando no se menciona ni una sola palabra".

"La educación sexual se inicia desde que nacemos a partir de los valores y pautas culturales y de conductas que se trasmiten en nuestras familias y en todos los ámbitos de socialización primaria. Luego, esta educación sexual se amplía a la que recibimos en la escuela (educación sexual formal) y a la que incorporamos a través de los medios de comunicación, la web, la publicidad y otros medios de comunicación".

"La tradición racionalista y enciclopédica de nuestras escuelas ha omitido la dimensión sexual de la educación, junto con el silenciamiento de la presencia de los cuerpos y de las emociones, que también siempre están ahí". Qué significa esto? que se trataba de dar información para prevenir conductas riesgosas, contenidos académicos. Estrategias meramente informativas.

Así como la educación siempre es "sexual", la educación que se reconoce como "sexuada" es aquella que reconoce al sujeto sexuado en su dimensión deseante, pensante y actuante. Aquella educación que reconoce el carácter sexuado de los sujetos que se encuentran en el ámbito escolar. (No sólo los alumnos, también los docentes). Es decir, pensar una pedagogía de la sexualidad que no "PEDAGOGICE" la sexualidad, que no brinde conocimientos cerrados y que integre al sujeto sexuado, con sus deseos y emociones. Si la escuela sigue siendo percibida como el lugar donde se les "impone una línea", será muy difícil que los adolescentes consideren que es un espacio valioso para abrir preguntas y escuchar a otros.

De esta manera, escuchando a los adolescentes, el acceso a la educación sexual debería ser la puerta de entrada para poder reconocer situaciones de vulneración de derechos, como la violencia, abuso, maltrato contra los niños, que orientan hacia la búsqueda de medidas de protección y reparación necesarias.

La educación sexual también debe contribuir a la tarea de eliminar todo concepto, prejuicio, estereotipo o práctica basada en la idea de superioridad o inferioridad de cualquiera de los sexos. Cambiaron las maneras de designar las identidades sexuales: hoy no solamente se reconocen gays y lesbianas, sino también travestis, transexuales, transgéneros, bisexuales e intersexuales.

Es importante conceder una importancia cada vez mayor al papel del género en la producción de la desigualdad, entendiendo género como construcción social, diferente de la dimensión biológica. En la actualidad, existen señales de una mayor permisividad en cuestiones culturales, que tienen incidencia directa en el modo de vivir el cuerpo sexuado: cambios en las actitudes respecto del matrimonio, cambios en los modelo de familia, un mayor reconocimiento de las diversidades sexuales. Por eso, la educación sexual debe ser algo más que un mero campo de contenidos a enseñar.

La aparición del HIV en la década del 80 hizo que se pusiera énfasis en la necesidad de informar, para prevenir conductas riesgosas. Se puso el acento en la prevención y así, las riendas del tema las tomo el enfoque biomédico, poniendo el eje en las amenazas de las enfermedades o los efectos no deseados de la sexualidad. Luego, con el aumento del índice de embarazos en la adolescencia, se siguió poniendo incapié en la sexualidad sinónimo de genitalidad. No se aborda integralmente. Se silencia el discurso del deseo, que permita experimentar la vida sexual como fuente de felicidad.

Ya en 1978 en la OMS, se hablaba que la educación sexual debería considerarse para el mejoramiento de la vida y las relaciones interpersonales y no sólo para la procreación y prevención de la transmisión de enfermedades sexuales.

Actualmente los temas más tratados en educación sexual son prevención del embarazo y las infecciones de transmisión genital. Pero de boca de los adolescentes, emergen otros intereses que muchas veces no son escuchados: homosexualidad, la pareja y el amor, aborto, violaciones, relaciones con prostitutas, edades de iniciación sexual. Y esto enfrenta al docente con sus propios prejuicios. El docente desde esta perspectiva debe repensarse como sujeto sexuado.

"Quien educa en sexualidad requiere la revisión particular de aspectos relativos a sí mismo como persona sexual " (Bonilla)

Homosexualidad y aborto son los temas mayormente nombrados como necesarios de ser incluidos en un programa de educación sexual, y denunciados como más silenciados. También se exige un espacio de intercambio que habilite una conversación personal o cara a cara. alguien que esté en el colegio con el cual poder ir a hablar, alguien disponible y dispuesto a escuchar.

Importancia de abrir un espacio donde se pueda reflexionar sobre las sensaciones o sentimientos vinculados con la sexualidad y no sólo con la transmisión de un saber.

LIC. MARÍA ESTER ANTELO
 
 
Lectura recomendada: "Toda educación es sexual"  (Graciela Morgade)