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jueves, 28 de noviembre de 2013

EL SENSUAL ENCANTO DE BESAR


Dicen los que saben,  que la sensación del primer beso, es una de las experiencias más recordadas de una persona, inclusive más recordada que  la primera relación sexual. Y seguramente más de uno se esté sonriendo al leer esto.

El beso es probablemente,  la forma más sensual del juego amoroso.

El beso atrae a casi todos en la cultura occidental. Besar es una actividad humana normal, que permite en algunos casos continuar hacia algo más íntimo. En ciertas encuestas, muchas mujeres afirman que consideraban mayor el placer sentido al besar que el experimentado en otro tipo de actividad sexual. Y sin embargo, sobre todo en parejas de larga data, se escuchan quejas de que no existen suficientes besos en la vida cotidiana.

¿Es que acaso hay que besarse más?

Se cree que el beso es muy importante para crear un vínculo de pareja. En un articulo publicado en la revista Archives of Sexual Behavior, los autores plantearon tres hipótesis en torno a la utilidad del beso: para juzgar a la pareja potencial, para mantener la pareja una vez formada o para facilitar la excitación antes del sexo.

Los labios tienen terminaciones nerviosas que brindan una sensación agradable al besar. Durante un beso, se libera oxitocina, una hormona que genera una fuerte sensación de apego, que une de alguna manera a una persona con otra. Besarse de manera habitual es una forma de mantenerse conectado y cerca de la otra persona, justamente porque se libera oxitocina.

El deseo de besar hasta tiene un nombre científico: FILEMAMANIA. Siempre queremos más porque el beso es una droga natural, ya que el cerebro,  es adicto a la oxitocina que se produce cada vez que nos besamos y que influye en el enamoramiento, orgasmo y amamantamiento. Asociada siempre con la afectividad, la ternura, y el acercamiento.

La serotonina que se desprende al juntar nuestros labios con los de otra persona, es similar a la que se observa en personas con trastorno obsesivo compulsivo, algo que explicaría algunos comportamientos de los enamorados.  La dopamina también se libera con el beso, y con todas las experiencias novedosas, y puede causar insomnio o falta de apetito. Ni hablar de las endorfinas que se ponen juego, que ayudan a combatir el desánimo y el "bajón".

Las pulsaciones suben de 60 hasta 130......... se activan hasta 30 músculos faciales........ dicen que se queman hasta 15 calorías......... se libera adrenalina, baja la tasa de colesterol......... quieren más razones ?

Las mujeres en general, piensan en los besos como más relacionados con el fortalecimiento de la pareja y alejados de la posibilidad posterior a una relación sexual. Para el varón es más algo previo a lo que va a suceder después.

Alguna vez me dijeron que el beso es un contrato en silencio.  Bueno, en la Edad Media, el beso tenía valor de contrato, para sellar el juramento de fidelidad mutua entre el señor y su vasallo, ambos se daban un beso en la boca. El significado del beso se remonta a tiempos antiquísimo, se dice que la costumbre nace en la prehistoria, con las madres que alimentaban a sus bebés dándoles con la boca los alimentos ya masticados. Así como otras teorías sostienen que el beso es una prolongación de la lactancia.

No existe una manera "correcta" de besar, el beso se crea de a dos. Para las parejas de muchos años, no pierdan de vista la importancia de besarse cotidianamente, recreando besos como si fueran los primeros.  Como si tu amado fuera un extraño al que estás por conocer. Descubrirse en nuevas formas. Y por qué no, fundar en pareja una nueva Academia de Besos.........

LIC. MARÍA ESTER ANTELO

miércoles, 20 de noviembre de 2013

"CUANDO NO TENGO GANAS"...................... DESEO SEXUAL HIPOACTIVO



En reuniones de mujeres, suelen preguntar con bastante frecuencia..... ¿ qué pasa cuando se instala la rutina y ya " no tenemos las mismas ganas"? . ¿ Es posible evitar la baja del deseo? ¿ Cómo hacer para escapar de la monotonía?
Probablemente la clave esté en entender que tu deseo depende mucho más de vos, mucho más de lo que estás dispuesta a creer.
¿Cómo definimos deseo sexual? sencillamente, como  TENER GANAS de iniciar un contacto corporal erótico.
Se entiende como deseo sexual hipoactivo a la disminución o ausencia de fantasías y deseos de actividad sexual en forma persistente y recurrente. Es decir, los problemas de deseo sexual son aquellos que afectan a la motivación o interés sexual.
El deseo sexual hipoactivo o bajo deseo sexual es uno de los problemas sexuales más frecuentes en nuestra sociedad actual.
Puede ser  que nunca se ha sentido mucho interés o deseo sexual o que  la persona solía sentir deseo sexual, pero ya no lo tiene. El bajo deseo sexual puede ser hacia la pareja (interes en otras personas, pero no en su pareja) o puede ser generalizada (no existe interes sexual en nadie). En la forma extrema de aversión sexual, la persona no sólo carece de deseo sexual, sino que también puede encontrar el sexo como algo espantoso.

Para hacer el diagnóstico se compara la experiencia anterior con la actual, haciendo una detallada historia sexual del paciente, que permita detectar cambios significativos en su libido.


Hay que diferenciarla de la discrepancia sexual, cuando en una pareja no coinciden las frecuencias. Simplemente puede tratarse de casos donde existen diferentes grados de deseo, pero sin que esto impliquen  problemas reales de deseo sexual.  

La  disminución de la frecuencia  no implica necesariamente una baja en el  deseo sexual. La frecuencia no sirve para medir el deseo.  Tener menos relaciones sexuales no determina siempre un bajo deseo sexual.

La pérdida pasajera del interés por el sexo responde a distintas causas, que pueden ir desde el stress laboral hasta un conflicto de pareja. Pueden existir situaciones de enojo sin resolver, fuentes profundas de angustia, luchas por el poder dentro de la pareja, actitudes antieróticas (rencores, pases de factura);  también puede deberse a situaciones traumáticas (como abortos, accidentes, abusos) .

Son muchas las situaciones que pueden influir: intervenciones quirúrgicas que instalan un sentimiento de desvalorización o baja de autoestima. Algunas fobias sexuales y trastornos de ansiedad. Situaciones de stress. Duelos no elaborados. Fracasos económicos

Hay medicamentos que influyen disminuyendo el deseo, como sedantes, tranquilizantes, antihipertensivos, antidepresivos, drogas cardíacas. El estilo de vida también puede perjudicar al deseo, la falta de ejercicio regular, una mala alimentación, el abuso de alcohol, tabaco, drogas

A veces más que una ausencia de deseo, lo que opera es un mecanismo de desconexión: la líbido no es escasa porque el deseo no se movilice, sino porque los pacientes han aprendido a "desconectarlo", por lo general cuando sienten o anticipan las primeras sensaciones eróticas. A veces, el no disfrutar de la relación lleva a querer evitarla y se genera así un circuito que se retroalimenta.

La rutina también puede ser la causante. Cuando se instala el aburrimiento, suelen disminuir la frecuencia de relaciones con la pareja habitual, pero el deseo puede conservarse normal hacia otras personas. No siempre un aumento de la intimidad de la pareja, determina un aumento de su deseo sexual.

El deseo sexual femenino es más variable que el masculino. Para las mujeres, es importante la intimidad emocional, los estímulos sexuales y las características de la relación amorosa. El funcionamiento sexual femenino es más complejo que el del hombre, y está más afectado por aspectos psicosociales, por ejemplo, satisfacción con el vínculo, con su propia imagen, experiencias sexuales anteriores. Pero por otro lado, la sexualidad femenina está menos condicionada por los factores físicos y orgánicos.

Hay que tener en cuenta también aquellos casos donde la pareja no cumple con las expectativas racionales que ella esperaba para que la seduzca, llevando a un rechazo del acercamiento.

Eso no significa que no existan hombres con escasas o nulas ganas de sexo. Antes la falta de ganas del "macho" se ocultaban, porque se supone que los problemas con la libido son cosas de las mujeres.
Como diría Sylvia de Bejar, algunos hombres suelen basar tu autoestima entre su quehacer laboral y su desempeño en la cama, es decir, entre su billetera y su entrepierna. No es fácil para ellos admitir su falta de ganas, llevan una mochila bastante pesada. Por suerte, empiezan a quitarle la carga, aunque las mujeres todavía colaboramos bastante.

En muchos casos las causas son sexuales: a veces, porque su vida sexual no funciona como él desearía. Cuando un hombre no comprende como evoluciona su cuerpo, no acepta que no responda como antes. Entonces, cuando por el paso del tiempo, se requiere una mayor estimulación física, su erección no es tan firme y la eyaculación es menor, pueden renunciar a la actividad sexual por miedo al "fracaso".

En otros casos, la existencia de una disfunción sexual previa acaba provocando la pérdida de deseo. El sexo vivido como "examen", corriendo detrás de la zanahoria que premia, termina en muchas ocasiones perjudicando la libido.

El deseo se facilita cuando hay atracción física, seducción, y el establecimiento de cierta intimidad. A su vez, el placer obtenido alimenta el deseo y condiciona su búsqueda. Cuanto más se disfruta del sexo, más se piensa en el mismo.

La disminución de la libido puede tomarse como un desafío para buscar nuevas formas de encuentro sexual con la pareja.

Pensar que la pareja puede vivir permanentemente momentos de intensa pasión es una utopía. La pasión inicial decae ante la rutina, las conductas antieróticas, y la falta de sorpresas entre otras cosas.
Jugar, conservar la maravillosa capacidad de jugar, puede ser la clave. El sexo debiera ser el heredero del juego infantil. Quizá es en esto donde residiría la clave. Proponerse siempre y estar dispuestos a recrear la magia.
Como diría Cortázar: "Todo hay que volver a inventarlo, el amor no tiene por qué ser una excepción"


LIC. MARIA ESTER ANTELO
 
Lectura recomendada:
 
DESEO - Sylvia de Bejar
SEXO, MUJER Y FIN DE SIGLO - Laura Caldiz y Diana Resnicoff.

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

FELICIDAD



En "Un mundo feliz" de Aldous Huxley, se imagina un lugar del futuro llamado Utopía, en el que no hay que demostrar emociones. Se programa a los individuos para ser felices y disfrutar de la vida. Se les da una droga llamada Somma, que los hace permanentemente felices, además de algunos métodos para mantenerse prácticamente iguales a cuando eran jóvenes. Se impide el desarrollo de la imaginación y las ganas de pensar. No se enseña historia para que el pasado no influencie a las personas a cambiar el presente.

Una cárcel sin muros. Esclavos del sistema de consumo, el entretenimiento y la diversión garantizada. Ofrece recetas para ser feliz como el gran atajo, pensando que es posible una respuesta fácil y rápida para lograrlo, y nos pone a merced de manipuladores que lucran con esto. Y así nos convertimos en presas fáciles de una trampa.

Esta novela es del año 1932.... Hoy, millones de personas creen que hay una fórmula secreta para lograr la felicidad sin dolor y sin esfuerzo. Así, se recurre al "pastillero para no sufrir" que nos aparta de la angustia; se fomenta la idea de rodearse de todo aquello que el dinero pueda comprar y consumir, sin pensar demasiado si lo necesitamos o no.

La verdad es que no existe un delivery que traiga a la puerta de nuestra casa una felicidad a medida y prediseñada. Exige una responsabilidad y un trabajo para ir en su búsqueda, que siempre es dentro de nosotros mismos.

"La felicidad verdadera no se anuncia con carteles luminosos, no llega vestida con traje de lentejuelas, no usa maquillaje, no está envuelta en una música melosa y grandilocuente. La gente feliz sabe que es una experiencia única, profunda e intransferible, que se cuece en un fuego lento y paciente y que esa cocción no está libre de quemaduras".  "La felicidad no se fabrica en serie ni se compra ni se regala. Se forja desde adentro hacia afuera" (Sergio Sinay)

No es posible ser feliz sin hacerse cargo de la propia vida,  sin responsabilizarnos de nuestras elecciones y sus posibles consecuencias. Buscar atajos, atravesar la vida con bastones, impide desarrollar recursos psíquicos y emocionales propios.

Se nos ofrece placer tratando de convercernos que se trata de la felicidad, cuando en realidad el placer es un fin en sí mismo, que se agota una vez alcanzado. Felicidad y placer no son sinónimos. El placer es un objetivo, que al ser alcanzado, dispara una nueva búsqueda. En cambio, la felicidad es consecuencia de un camino recorrido. Al equiparar placer con felicidad corremos el riesgo de crear una fogata que exige ser alimentada eternamente.

Un antiguo relato cuenta sobre una anciana que buscaba una aguja en la calle, debajo de un faro. Los vecinos se ofrecieron a ayudarla, y al darse cuenta que la búsqueda era inútil, le preguntaron a la anciana si estaba segura que había perdido la aguja en ese lugar...... Entonces, ella respondió: no, la perdí en mi cuarto, pero la busco acá porque en mi cuarto está oscuro y acá hay luz.
El corazón del hombre es un camino pedregoso, decía Stephen King.... a veces es necesario internarse en las oscuridades de nuestra alma y no caer hipnotizados ante una "luz" tentadora que nos ofrece soluciones engañosas.

La persona feliz es aquella que sabe que la vida se rige por pares de opuestos: porque existe el dolor, reconoce la vivencia de la alegría. Porque acepta su finitud, puede encontrar un sentido que da valor a su vida. En la vida de cada individuo hay un sentido, un propósito a desentrañar.

En una época donde creemos que solo bienes de consumo nos van a otorgar la felicidad.... una cirugía plástica, un nuevo auto, una tarjeta de crédito abultada, es casi una herejía proponer que la felicidad depende de nosotros, que tenemos que trabajar por ella, que nada nos garantiza la felicidad eterna. Y es vital la actitud con que afrontamos nuestra vida.

La verdadera infelicidad es la de una vida sin sentido. Y el sentido de nuestra vida no puede ser descubierto por nadie más que por quién lo vive. Una vida responsable es una vida que da respuestas. La puerta de la felicidad siempre se abre desde adentro.

Felicidad y responsabilidad van de la mano. Lo otro es una armonía ficticia.

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento (Victor Frankl). De eso se trata, de escoger la actitud. La flexibilidad con la que nos manejamos en la vida, habla de nuestras herramientas para enfrentar adversidades, momentos difíciles, una cualidad de la salud mental que nos aleja de las opciones rígidas. La plasticidad, la creatividad que nos permite tomar un camino nuevo y distinto a los problemas que se avecinan, allí donde lo viejo ya no dio respuestas.

La resiliencia habla de la capacidad de los materiales inertes para volver al estado del que partieron. Es la capacidad de salir de un problema no por los mismos caminos que nos llevaron a él, sino dando un salto, inventando soluciones singulares, propias de cada individuo y de cada situación. Y poder dar el salto, además de que implica poseer un monto de energía y esperanza en la posibilidad de éxito, alimenta la autoestima, la autonomía y la creatividad.

La felicidad es la consecuencia de una vida vivida, de las actitudes y el modo en cómo la abordamos. Y también, de conservar la capacidad de maravillarse.


LIC. MARIA ESTER ANTELO
 
 
Lectura recomendada
La felicidad como elección (Sergio Sinay)
De felicidad también se vive (José Eduardo Abadi)