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viernes, 4 de octubre de 2013

¿EDUCACIÓN SEXUAL O EDUCACIÓN SEXUADA?


En el año 2006 con la sanción de la ley 26.150 (Ley de Educación Sexual Integral) los docentes pasan a tener la responsabilidad y la oportunidad de enseñar educación sexual a nuestros niños y jóvenes.

Así llamamos ESI (EDUCACION SEXUAL INTEGRAL) al espacio sistemático de enseñanza-aprendizaje en relación con el cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, el ejercicio de la sexualidad y los derechos de los niños y jóvenes. ESI es una obligación del Estado Nacional y de los Estados provinciales, y un derecho de los chicos de todas las escuelas del país.

Los objetivos de la ley 26150 son:

- Incorporar la educación integral dentro de las propuestas educativas orientadas a la formación armónica, equilibrada y permanente de las personas.

- Asegurar la transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral.

- Promover actitudes responsables ante la sexualidad

- Prevenir los problemas relacionados con la salud en general y la salud sexual y reproductiva en particular.

- Procurar igualdad de trato y oportunidades para mujeres y varones. Es decir, promover la internalización de valores relacionados al papel de varones y mujeres, sin estereotipos, en un marco de equidad.

Para esta ley, se entiendo como Educación Sexual Integral la que articula aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos.

En el libro "Toda educación es sexual" de Graciela Morgade, se teoriza la posibilidad de una educación sexual que permita hablar del disfrute, con enfoque de género y derechos humanos.
Partiendo de la base de que TODA EDUCACIÓN ES SEXUAL, porque en todos los procesos educativos se producen, transmiten y negocian sentidos y saberes respecto de la sexualidad y las relaciones de género. Y que esta transmisión de saberes, siempre ocurre dentro del marco social y cultural en el que estamos inmersos. La educación no puede no ser sexual, incluso en lo que omite.
"La educación sexual ocurre aún cuando no se menciona ni una sola palabra".

"La educación sexual se inicia desde que nacemos a partir de los valores y pautas culturales y de conductas que se trasmiten en nuestras familias y en todos los ámbitos de socialización primaria. Luego, esta educación sexual se amplía a la que recibimos en la escuela (educación sexual formal) y a la que incorporamos a través de los medios de comunicación, la web, la publicidad y otros medios de comunicación".

"La tradición racionalista y enciclopédica de nuestras escuelas ha omitido la dimensión sexual de la educación, junto con el silenciamiento de la presencia de los cuerpos y de las emociones, que también siempre están ahí". Qué significa esto? que se trataba de dar información para prevenir conductas riesgosas, contenidos académicos. Estrategias meramente informativas.

Así como la educación siempre es "sexual", la educación que se reconoce como "sexuada" es aquella que reconoce al sujeto sexuado en su dimensión deseante, pensante y actuante. Aquella educación que reconoce el carácter sexuado de los sujetos que se encuentran en el ámbito escolar. (No sólo los alumnos, también los docentes). Es decir, pensar una pedagogía de la sexualidad que no "PEDAGOGICE" la sexualidad, que no brinde conocimientos cerrados y que integre al sujeto sexuado, con sus deseos y emociones. Si la escuela sigue siendo percibida como el lugar donde se les "impone una línea", será muy difícil que los adolescentes consideren que es un espacio valioso para abrir preguntas y escuchar a otros.

De esta manera, escuchando a los adolescentes, el acceso a la educación sexual debería ser la puerta de entrada para poder reconocer situaciones de vulneración de derechos, como la violencia, abuso, maltrato contra los niños, que orientan hacia la búsqueda de medidas de protección y reparación necesarias.

La educación sexual también debe contribuir a la tarea de eliminar todo concepto, prejuicio, estereotipo o práctica basada en la idea de superioridad o inferioridad de cualquiera de los sexos. Cambiaron las maneras de designar las identidades sexuales: hoy no solamente se reconocen gays y lesbianas, sino también travestis, transexuales, transgéneros, bisexuales e intersexuales.

Es importante conceder una importancia cada vez mayor al papel del género en la producción de la desigualdad, entendiendo género como construcción social, diferente de la dimensión biológica. En la actualidad, existen señales de una mayor permisividad en cuestiones culturales, que tienen incidencia directa en el modo de vivir el cuerpo sexuado: cambios en las actitudes respecto del matrimonio, cambios en los modelo de familia, un mayor reconocimiento de las diversidades sexuales. Por eso, la educación sexual debe ser algo más que un mero campo de contenidos a enseñar.

La aparición del HIV en la década del 80 hizo que se pusiera énfasis en la necesidad de informar, para prevenir conductas riesgosas. Se puso el acento en la prevención y así, las riendas del tema las tomo el enfoque biomédico, poniendo el eje en las amenazas de las enfermedades o los efectos no deseados de la sexualidad. Luego, con el aumento del índice de embarazos en la adolescencia, se siguió poniendo incapié en la sexualidad sinónimo de genitalidad. No se aborda integralmente. Se silencia el discurso del deseo, que permita experimentar la vida sexual como fuente de felicidad.

Ya en 1978 en la OMS, se hablaba que la educación sexual debería considerarse para el mejoramiento de la vida y las relaciones interpersonales y no sólo para la procreación y prevención de la transmisión de enfermedades sexuales.

Actualmente los temas más tratados en educación sexual son prevención del embarazo y las infecciones de transmisión genital. Pero de boca de los adolescentes, emergen otros intereses que muchas veces no son escuchados: homosexualidad, la pareja y el amor, aborto, violaciones, relaciones con prostitutas, edades de iniciación sexual. Y esto enfrenta al docente con sus propios prejuicios. El docente desde esta perspectiva debe repensarse como sujeto sexuado.

"Quien educa en sexualidad requiere la revisión particular de aspectos relativos a sí mismo como persona sexual " (Bonilla)

Homosexualidad y aborto son los temas mayormente nombrados como necesarios de ser incluidos en un programa de educación sexual, y denunciados como más silenciados. También se exige un espacio de intercambio que habilite una conversación personal o cara a cara. alguien que esté en el colegio con el cual poder ir a hablar, alguien disponible y dispuesto a escuchar.

Importancia de abrir un espacio donde se pueda reflexionar sobre las sensaciones o sentimientos vinculados con la sexualidad y no sólo con la transmisión de un saber.

LIC. MARÍA ESTER ANTELO
 
 
Lectura recomendada: "Toda educación es sexual"  (Graciela Morgade)






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