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miércoles, 20 de noviembre de 2013

"CUANDO NO TENGO GANAS"...................... DESEO SEXUAL HIPOACTIVO



En reuniones de mujeres, suelen preguntar con bastante frecuencia..... ¿ qué pasa cuando se instala la rutina y ya " no tenemos las mismas ganas"? . ¿ Es posible evitar la baja del deseo? ¿ Cómo hacer para escapar de la monotonía?
Probablemente la clave esté en entender que tu deseo depende mucho más de vos, mucho más de lo que estás dispuesta a creer.
¿Cómo definimos deseo sexual? sencillamente, como  TENER GANAS de iniciar un contacto corporal erótico.
Se entiende como deseo sexual hipoactivo a la disminución o ausencia de fantasías y deseos de actividad sexual en forma persistente y recurrente. Es decir, los problemas de deseo sexual son aquellos que afectan a la motivación o interés sexual.
El deseo sexual hipoactivo o bajo deseo sexual es uno de los problemas sexuales más frecuentes en nuestra sociedad actual.
Puede ser  que nunca se ha sentido mucho interés o deseo sexual o que  la persona solía sentir deseo sexual, pero ya no lo tiene. El bajo deseo sexual puede ser hacia la pareja (interes en otras personas, pero no en su pareja) o puede ser generalizada (no existe interes sexual en nadie). En la forma extrema de aversión sexual, la persona no sólo carece de deseo sexual, sino que también puede encontrar el sexo como algo espantoso.

Para hacer el diagnóstico se compara la experiencia anterior con la actual, haciendo una detallada historia sexual del paciente, que permita detectar cambios significativos en su libido.


Hay que diferenciarla de la discrepancia sexual, cuando en una pareja no coinciden las frecuencias. Simplemente puede tratarse de casos donde existen diferentes grados de deseo, pero sin que esto impliquen  problemas reales de deseo sexual.  

La  disminución de la frecuencia  no implica necesariamente una baja en el  deseo sexual. La frecuencia no sirve para medir el deseo.  Tener menos relaciones sexuales no determina siempre un bajo deseo sexual.

La pérdida pasajera del interés por el sexo responde a distintas causas, que pueden ir desde el stress laboral hasta un conflicto de pareja. Pueden existir situaciones de enojo sin resolver, fuentes profundas de angustia, luchas por el poder dentro de la pareja, actitudes antieróticas (rencores, pases de factura);  también puede deberse a situaciones traumáticas (como abortos, accidentes, abusos) .

Son muchas las situaciones que pueden influir: intervenciones quirúrgicas que instalan un sentimiento de desvalorización o baja de autoestima. Algunas fobias sexuales y trastornos de ansiedad. Situaciones de stress. Duelos no elaborados. Fracasos económicos

Hay medicamentos que influyen disminuyendo el deseo, como sedantes, tranquilizantes, antihipertensivos, antidepresivos, drogas cardíacas. El estilo de vida también puede perjudicar al deseo, la falta de ejercicio regular, una mala alimentación, el abuso de alcohol, tabaco, drogas

A veces más que una ausencia de deseo, lo que opera es un mecanismo de desconexión: la líbido no es escasa porque el deseo no se movilice, sino porque los pacientes han aprendido a "desconectarlo", por lo general cuando sienten o anticipan las primeras sensaciones eróticas. A veces, el no disfrutar de la relación lleva a querer evitarla y se genera así un circuito que se retroalimenta.

La rutina también puede ser la causante. Cuando se instala el aburrimiento, suelen disminuir la frecuencia de relaciones con la pareja habitual, pero el deseo puede conservarse normal hacia otras personas. No siempre un aumento de la intimidad de la pareja, determina un aumento de su deseo sexual.

El deseo sexual femenino es más variable que el masculino. Para las mujeres, es importante la intimidad emocional, los estímulos sexuales y las características de la relación amorosa. El funcionamiento sexual femenino es más complejo que el del hombre, y está más afectado por aspectos psicosociales, por ejemplo, satisfacción con el vínculo, con su propia imagen, experiencias sexuales anteriores. Pero por otro lado, la sexualidad femenina está menos condicionada por los factores físicos y orgánicos.

Hay que tener en cuenta también aquellos casos donde la pareja no cumple con las expectativas racionales que ella esperaba para que la seduzca, llevando a un rechazo del acercamiento.

Eso no significa que no existan hombres con escasas o nulas ganas de sexo. Antes la falta de ganas del "macho" se ocultaban, porque se supone que los problemas con la libido son cosas de las mujeres.
Como diría Sylvia de Bejar, algunos hombres suelen basar tu autoestima entre su quehacer laboral y su desempeño en la cama, es decir, entre su billetera y su entrepierna. No es fácil para ellos admitir su falta de ganas, llevan una mochila bastante pesada. Por suerte, empiezan a quitarle la carga, aunque las mujeres todavía colaboramos bastante.

En muchos casos las causas son sexuales: a veces, porque su vida sexual no funciona como él desearía. Cuando un hombre no comprende como evoluciona su cuerpo, no acepta que no responda como antes. Entonces, cuando por el paso del tiempo, se requiere una mayor estimulación física, su erección no es tan firme y la eyaculación es menor, pueden renunciar a la actividad sexual por miedo al "fracaso".

En otros casos, la existencia de una disfunción sexual previa acaba provocando la pérdida de deseo. El sexo vivido como "examen", corriendo detrás de la zanahoria que premia, termina en muchas ocasiones perjudicando la libido.

El deseo se facilita cuando hay atracción física, seducción, y el establecimiento de cierta intimidad. A su vez, el placer obtenido alimenta el deseo y condiciona su búsqueda. Cuanto más se disfruta del sexo, más se piensa en el mismo.

La disminución de la libido puede tomarse como un desafío para buscar nuevas formas de encuentro sexual con la pareja.

Pensar que la pareja puede vivir permanentemente momentos de intensa pasión es una utopía. La pasión inicial decae ante la rutina, las conductas antieróticas, y la falta de sorpresas entre otras cosas.
Jugar, conservar la maravillosa capacidad de jugar, puede ser la clave. El sexo debiera ser el heredero del juego infantil. Quizá es en esto donde residiría la clave. Proponerse siempre y estar dispuestos a recrear la magia.
Como diría Cortázar: "Todo hay que volver a inventarlo, el amor no tiene por qué ser una excepción"


LIC. MARIA ESTER ANTELO
 
Lectura recomendada:
 
DESEO - Sylvia de Bejar
SEXO, MUJER Y FIN DE SIGLO - Laura Caldiz y Diana Resnicoff.

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