“Para encontrarme a
mí mismo, entera y ardientemente, tenía que recurrir a un fuerte estímulo que
me sacudiera...” Herman Hesse
Afrodita representa la sensualidad, el placer amoroso, por eso toda sustancia que provoca deseo o apetito sexual recibe el nombre de afrodisíaco. Por un lado está el efecto psicológico, y por otro el efecto químico real.
Cuando se
cree en ellos, se levantan las inhibiciones y se permite el disfrute sexual a
pleno. Ahí es en donde reside su verdadero poder. En
algunos casos logran su cometido por la similitud con los órganos sexuales (el
caso de las ostras o de las bananas). Por eso es tan importante el efecto
psicológico como el efecto que logran en lo físico. La sugestión juega un papel
primordial aunque hay alimentos que mejoran determinadas funciones relacionadas
con la sexualidad.
Los
afrodisíacos más comunes son los mariscos, las ostras, el jengibre o el
chocolate. Pero también hay otros. Sabemos que hay alimentos que mejoran el funcionamiento prostático. Por ejemplo, el aceite de oliva; las nueces, que son una gran fuente de selenio,( sustancia química que previene daños a los espermatozoides y por ende, aumenta las posibilidades de tener un esperma sano); el maní tiene una gran cantidad de vitamina E y es importante para el funcionamiento de los testículos y las almendras, que poseen magnesio, mineral que interviene en la producción del líquido prostático y de los espermatozoides. También las semillas de zapallo, girasol o sésamo.
Las ostras
tienen zinc, que es bueno para la producción de esperma y testosterona y
dopamina, una hormona que aumenta la libido.
La miel
posee vitamina B, que favorece la producción de testosterona, y además es un
alimento de bajo índice glucémico, por lo cual libera energía en forma lenta y
pareja y eso aumenta la resistencia física.
El término “luna de miel” viene de una antigua costumbre por la cual los
recién casados bebían agua miel para favorecer la concepción.
Al igual
que la miel, otro alimento que libera energía en forma lenta es el arroz
integral, que aparte de la vitamina B, nos da magnesio, útil para la
contracción muscular, y por ende para el rendimiento sexual y el orgasmo.
El tomate
fue prohibido en Roma por considerárselo el fruto del diablo. En algunas
regiones de Europa se lo llamaba manzana del amor por sus propiedades
afrodisíacas. La piel es rica en licopeno, que es esencial para la salud de la
próstata. Otro alimento con licopeno es el morrón rojo.
Sabemos que
la función del sildenafil (viagra) es dilatar los vasos sanguíneos para
permitir que la sangre fluya hacia las zonas del cuerpo que tienen una
participación decisiva durante el acto sexual. Por ende, todos los alimentos
que ayuden a sintetizar el óxido nítrico, indispensable para la vasodilatación,
logran un efecto afrodisíaco. Por ejemplo la sandía, debido a la arginina que
contiene, ácido que ayuda a la síntesis de óxido nítrico. Hay que mencionar
también el ajo, aunque después restará resolver el tema del aliento.
La raíz
joven y pelada del jengibre estimula la circulación. Se usa mucho en la cocina
oriental.
Los
alimentos que NO ayudan a la función sexual son los picantes, la cafeína y el
alcohol. Por ejemplo, el café le roba al organismo magnesio y zinc, que además
son nutrientes que ayudan a evitar el stress.
Si bien dosis moderadas de vino tinto (Cabernet Sauvignon) ayudan a la circulación, cuando el abuso del alcohol se hace crónico, el hígado comienza a producir una enzima que reduce la testosterona. En palabras de Shakespeare: “el alcohol solo provoca tres cosas, nariz roja, sueño y orina”
Si bien dosis moderadas de vino tinto (Cabernet Sauvignon) ayudan a la circulación, cuando el abuso del alcohol se hace crónico, el hígado comienza a producir una enzima que reduce la testosterona. En palabras de Shakespeare: “el alcohol solo provoca tres cosas, nariz roja, sueño y orina”
El
chocolate, si bien contiene cafeína y su exceso provocaría un efecto
vasoconstrictor no favorable para la erección, también contiene triptófano,
responsable del aumento de la producción de serotonina en el cerebro que
facilitan los sentimientos de bienestar.
El aroma a
vainilla ayuda a la estimulación sexual, se dice que actúa en el sistema
nervioso central y que tiene efecto euforizante .Al igual que la menta,
primera planta medicinal que se utilizó como afrodisíaco.
Hablando de aromas, en el mercado existen desde hace
algún tiempo perfumes realizados a base de feromonas que prometen éxito en la seducción. Hay que tener en cuenta
que los seres humanos producimos naturalmente feromonas, olores que se liberan
a través de las glándulas sudoríparas. La naturaleza nos proveyó naturalmente
de este recurso; el valor supuestamente afrodisíaco de estos perfumes se
originaría entonces en la seguridad que nos brindarían para sentirnos más atractivos a la hora de seducir.
Hay productos herbarios a tener cuenta que suelen
considerarse tónicos y estimulantes sexuales. Por ejemplo, el Ginseng que actúa mejorando la capacidad del organismo
para enfrentar al stress y el ginkgo biloba,que favorece la circulación
sanguínea.
A la Maca peruana, energizante llamado “el viagra de los
Incas”, se le atribuye propiedades que permiten mejorar el rendimiento sexual
del hombre, aumentar la fertilidad y ayudar en los trastornos prostáticos y también
los cognitivos. Fue usada por la NASA en la dieta de los astronautas y se la
conoció más popularmente en nuestro país después que los jugadores del equipo
Cienciano al vencer a River Plate, admitieran su consumo antes de salir a la
cancha.
La Catuaba es una planta brasileña que ayuda en casos de
estrés, por ende influyen en el rendimiento sexual. El consumo de estos
productos, a pesar de ser de origen natural, debe ser cauteloso y siempre
seguros de su procedencia.
Lo importante a tener en cuenta es que el concepto de
buena salud, alcanza también a nuestra sexualidad.
El tabaquismo, la obesidad, la diabetes, la
hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, y el sedentarismo, llevan a una
disminución de la producción de óxido nítrico en nuestro organismo,
indispensable por ejemplo, en la fase del deseo y en la erección.
Por ende, los
mejores consejos para cuidar nuestro disfrute sexual son:
Seguir una alimentación saludable. Alejarse de las grasas
saturadas y reducir el consumo de hidratos de carbono simples. Menos carne, más
pescado. Cereales integrales, verduras y frutas.
Aumentar el consumo de vitamina E, complejo B, Magnesio,
vitamina C y ácidos grasos omega 3, estos últimos nos ayudan a enfrentar el
stress.
No fumar. La nicotina favorece la disminución de la
irrigación sanguínea.
Bajo consumo de alcohol
Realizar actividad física. Facilita la liberación de
endorfinas.
Hidratarse. Un cuerpo con poca hidratación padece más los
estresores y sabemos el rol que cumple el stress en los problemas de índole
sexual.
Realizar técnicas de relajación.
Y en cuanto a los afrodisíacos, más allá que todos tienen
componentes que ayudan a una sexualidad saludable y plena, tener en cuenta que
la sugestión juega un papel importante. Si pienso que determinada sustancia,
actividad o alimento va a favorecer mi
desempeño sexual, seguramente será así.
No importa si el deseo se despierta con una sesión de
masajes, con una comida estimulante, o jugando con aromas. Lo importante es que
sea una invitación al disfrute sin culpa.
Para Helen Kaplan, los verdaderos afrodisíacos para
mantener vivo el deseo sexual son el tiempo, la fantasía y el amor. Y yo
agregaría que el antiafrodisíaco por excelencia es la rutina. Nada es más
excitante que estar con la persona adecuada, dando rienda suelta a la
imaginación, dispuestos al placer. Bienvenidos entonces, aquellos afrodisíacos
que nos dan los permisos necesarios para disfrutar.
LIC.
MARIA ESTER ANTELO
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Excelente María!
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